viernes, 29 de agosto de 2008

Baños prohibidos

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Recuerdo los veranos en los que el muelle rebosaba de toallas y los paseos eran interminables sorteándolas a ellas y a los que pasaban la tarde, y parte de la mañana, echando la caña y planeando la cena. Hablo del muelle 'antiguo', queriendo decir el que había antes de la última y fastuosa remodelación.
Aunque ya entonces la normativa buscaba que una zona así estuviese huérfana de bañistas y jolgorio, en Candás sucedía el curioso hecho de ser la playa la que 'malpasaba' los veranos acogiendo gente que, casi con total seguridad, era de fuera.
El cambio hace que todos veamos desde el espigón como pasan las tardes entre chapuzón y chapuzón. Estoy seguro que, como yo, muchos miran hacia el muelle y se les dibuja una sonrisa cada vez que ven tirarse al agua a los únicos que, ahora, no observan las directrices legales en lo que a zonas de baño se refiere. Adolescentes, como no, que nos llevan a los veranos que os cuento. Y algunos más que han quedado grabados en nuestra memoria, cuando éramos como ellos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno la foto es una pasada, tiene un acabado muy bueno pero lo que más me gusta de ella es la sombra del chaval; llena la foto y le da el toque perfecto para ser una obra maestra.
Un abrazo.

Abe Sanchez dijo...

Me gusta la idea de hacer las fotografias como lienzos.
La del chico me gusta tantocomo fotografia como en pintura.
Sigue contu idea y espero ver pronto cuadros tuyos.
Por cierto te agrego a mis favoritos, para poder segui tu trabajo.

XuanRata dijo...

Tus fotos son siempre pura geometría oculta tras las formas. En ésta, la imagen queda dividida en dos partes y las diagonales se reflejan en cada una de ellas como en un espejo. Lo difícil es saber cuál ese el espejo y cual la realidad que se refleja. El mar de cemento y el mar de agua. En ambos hay ondulaciones y manchas que nos indican que no están quietos. En uno nadan los cuerpos y el deseo, en el otro las sombras y los recuerdos. Son superficies reversibles, casi intercambiables. Aunque hay que tener cuidado y fijarse bien en cuál se zambulle uno, no vaya a ser que nos estrellemos en el hormigón y se nos hunda la sombra en las profundidades del océano.

Otra imagen que pide a gritos un pincel para huir de los pixels huidizos.

Paco dijo...

muy buena, tanto por encuadre como por el trabajo realizado.

saludos

Campurriana dijo...

Ésta, especialmente, me encanta.